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Susurrando se alejaba de todos. Todo se alejaba susurrando. Pero en ella el susurro era diferente, porque no se sabía si era eso lo que se escuchaba o simplemente sus pensamientos que eran tan intensos que perforaban su masa craneana y llegaban a los oídos de todos. Absoluto... no!, nada era absoluto...nada!, imprudente, pérfido, pueril, ...aunque quizá sí...Quizá todo sea absoluto, pero acá y ahora, puramente ahora y acá…lo que sentía por dentro, no tenía otro apelativo más precioso o preciso o preciado, que ese, era indescriptible, ni bueno ni malo ni todo lo contrario, sino toda la sensibilidad junta que al estallar como tormenta torrencial en medio del alma luego de tanta sequía no tenía mejor forma de ser nombrada ya que no había nombre y por eso era tan bello sentir todo aquello, porque era puro sentimiento donde no había fisura posible para que penetre la razón que tiende a nominar y rotularlo todo.